«El sexo mueve montañas»

La terapeuta malagueña asegura que cada vez son más las parejas que piden ayuda profesional para poder recomponer el puzzle de la comunicación, soltar el lastre de la rutina y recuperar el olvidado orgasmo.


Está en el tiempo de descuento para iniciar sus vacaciones y empezar a cargar pilas. Le hacen falta. Después del verano, muchas parejas volverán o pisarán por primera vez su gabinete para intentar salvar su relación. Y es que cada vez son más las que piden ayuda profesional para poder recomponer el puzzle de la comunicación, soltar el lastre de la rutina y recuperar el olvidado orgasmo. El amor está en juego. O el sexo.
–Empecemos avalando o desmontando tópicos. El verano, ¿tiempo de relax y de sexo?
–Depende de cómo te lo montes. Debería ser una parte de tus vacaciones, el relax y el dedicarle más tiempo a tu familia, a tu pareja y a las relaciones sexuales, tengas o no tengas pareja. Pero no siempre es así. A veces planteamos unas vacaciones en las que acabas más estresado y más cansado de lo que empezaste.
–Bueno, un pequeño apartamento, los niños, quizás la suegra... no son un buen escenario para que la pasión se desate.
–Siempre hay momentos. Depende de lo que plantees y de las prioridades que pongas. Hay que crear ese espacio para la intimidad, aunque las condiciones no sean las más adecuadas.
–Las endorfinas que nos provocan el sol, la piel bronceada, la ropa ligera, ¿nos ponen?
–Eso está demostrado. El verano produce un efecto en nosotros que provoca más el deseo. Las condiciones biológicas son favorables. El verano despierta el sexo. Despierta el deseo, sobre todo. A partir de ahí hay que jugar con todo para que el deseo acabe en una relación sexual satisfactoria. Con tener el deseo no es suficiente.
–Las encuestas lo avalan. En verano es cuando más preservativos se venden. Al menos, nos la prometemos muy felices.
– Bueno. Hay más posibilidades de conocer gente, de salir, de pasártelo bien y al final llegar al sexo.
–Sigamos con los tópicos. La falta de tiempo y la rutina, ¿los peores enemigos del sexo?
–La rutina es una gran enemigo del sexo, y el estrés y el cansancio también. Pero el sexo implica una actividad fisiológica, y no a todo el mundo le afecta del mismo modo. Es importante buscar nuevos escenarios y más tiempo para la intimidad para huir de la rutina.
–Parece que la líbido es la mayor fuerza del ser humano. Ni la literatura, ni la política, nada ha sufrido tanta censura y represión a lo largo de la historia como el sexo.
–Es una de las grandes fuerzas. Dicen que el poder y el sexo son las dos grandes puntas del iceberg de lo que mueve el mundo. El sexo mueve montañas, tanto para lo bueno como para lo malo. En muchas ocasiones y en muchas épocas de la historia se ha intentado contener y retener a las personas a través del control del deseo.
–Y la revolución sexual, ¿nos ha llevado a un mejor sexo o nos hemos pasado varios pueblos?
–Nos ha llevado a un mejor sexo y, sobre todo, a vivir la sexualidad de una forma más abierta, más libre. Somos capaces de elegir, de no tener ese tipo de inhibiciones que antes teníamos. Nos ha ayudado en muchas cosas, pero nos hemos pasado en alguna que otra.
–¿En cuáles?
–Hasta no hace mucho era muy importante llegar virgen al matrimonio o, si tenías relaciones sexuales, era con la persona de la que estabas enamorada y con la que casi seguro te ibas a casar. Ahora tendemos a tener relaciones sexuales lo antes posible sin necesidad de tener ningún vínculo afectivo. El que no, o la que no, lo hace así se siente acomplejado o acomplejada. Y hay mucha gente joven que se siente muy mal porque no es capaz de tener sexo sin amor. Eso es lo que vale en la calle y no lo pueden decir porque si no son unos mojigatos. O se sienten acomplejados porque tienen 21 años y todavía no han tenido relaciones sexuales completas. Eso me parece una aberración. Cada uno tiene derecho a elegir cómo quiere el sexo, si lo quiere con amor o sin amor. Cada vida es diferente.
–Parece que ha triunfado la frase de Woody Allen: «El sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es una de las mejores».
–¡Me parece fantástico! Y hay mucha gente que lo vive así. El sexo es una de las cosas buenas que tiene la vida y hay que disfrutarlo. Pero cada uno debe hacerlo como quiera.
–Otro tópico. Los hombres siempre piensan en los mismo.
–No. Ni siempre piensan en lo mismo ni tienen una única forma de entender el sexo. Y eso es un problema para muchos hombres. Lo entienden como algo mucho más íntimo, como algo que forma parte de una relación de pareja o al menos de una relación en la que hay afectividad.
–Otra vez el sexo con amor.
–Sí. Y lo pasan mal. Es su gran secreto porque no son capaces de decirle a sus amigos que no les apetece acostarse con esa chica que acaban de conocer esa noche, porque eso no les pone. Son hombres que no están todo el día pensando en el sexo. Hay muchos hombres que se salen de ese tópico. Más de los que pensamos.
–De entre tanto tópico, ¿qué es lo que más nos lastra sexualmente?
–La seguridad en uno mismo. Si una persona no tiene una buena autoestima sale reflejado por un sitio o por otro. Y muchas veces es en la vida sexual. La autoestima es fundamental para el sexo.
–Por favor, una buena receta para estimular el deseo, y que no sea un afrodisíaco.
–Pues un tópico, pero que no siempre está en las parejas: una buena comunicación y saber crear un entorno de intimidad. Es difícil llegar a la cama y tener deseo cuando no hemos cruzado una palabra en todo el día, cuando llegamos a casa y uno se pone a hacer la cena y otro a recoger el baño, y después nos sentamos delante de la tele sin contarnos nada. ¡Y luego pretendemos tener sexo y que funcione!

Fuente: DiarioSur

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