Sexo tántrico

 El tantra es una práctica muy relacionada con las energías, que puede ayudar a la persona a sentirse más conectada con su realidad, y sobre todo, a ganar conciencia de todo lo que le rodea (y también, de todo lo que siente por dentro).

El tantra es una técnica que se fundamenta en el “aquí y ahora”; aplicada al sexo, hablaríamos de una práctica muy centrada en las sensaciones del momento durante el acto sexual. A través del sexo tántrico, la persona obtiene un mayor sentido de la conciencia de todo aquello que experimenta durante la relación sexual; por ello, el sexo tántrico se relaciona tanto con la experimentación del placer en estado puro.

El sexo tántrico es una experiencia que nos conecta con nuestra libertad sexual, deseos y pasiones. Nos ayuda a desarrollar los sentidos y a agudizarlos para que podamos disfrutar de relaciones sexuales cada vez más conscientes y placenteras.

Cuando una persona aprende a desarrollar un auténtico sexo tántrico, la experiencia sexual se vuelve más intensa y satisfactoria, aunque no a todos les gusta este tipo de sexo. Es decir, no se trata de un sexo «mejor o peor», sino más bien de un sexo más consciente, centrado en el momento actual y en las sensaciones actuales.

Otros beneficios del sexo tántrico son la mejorara de la lubricación (al obtener, a través de él, mayor energía o deseo sexual), nos ayuda a recuperar o potenciar el deseo sexual, aumenta la sensación de empoderamiento y proporciona nuevas formas de satisfacción y conexión con el otro. Además, puede aumentar la confianza con nuestra pareja, y fortalecer el vínculo con ella.

4 ejercicios de sexo tántrico

Contacto visual

Curiosamente, el contacto visual puede ser un ejercicio de sexo tántrico. A través de la mirada, las personas pueden conectar a otros niveles; un fenómeno que se da en muchos planos relaciones, como pueden ser las propias relaciones sexuales. Cuando dos personas desnudas se miran la una a la otra, la conexión entre ellas puede aumentar. Para conseguir esta conexión, prueba a mirar a tu pareja y a descifrar qué siente ella y qué sientes tú.

Es un momento para tomar conciencia y para conectar con el momento presente, para valorar la belleza del otro. Es, a su vez, una manera de desnudarte emocionalmente frente al otro.

Exploración del valle

Otro interesante ejercicio de sexo tántrico es este llamado exploración del valle. Para ponerlo en práctica, la persona debe mostrar una actitud de atención plena y receptiva hacia el cuerpo y rostro de su pareja.

Se trata de escucharlo y percibirlo con los cinco sentidos, apreciar sus detalles, su sutileza y su totalidad con admiración. Fijarse en los detalles del otro, en sus características corporales, puede aumentar la excitación de ambos, ya que uno admira al otro y el otro se siente deseado.

Cambios de ritmo

Las personas estamos acostumbradas a adaptarnos y a habituarnos al entorno. En cierto modo, nos «acostumbramos» a las cosas, y lo mismo sucede con el sexo y la pareja. Por esto es importante «romper» con esta habituación, a fin de seguir trabajando en la sorpresa y en la admiración del otro.

Así que este ejercicio consiste en ir cambiando los ritmos durante la relación sexual o durante el encuentro íntimo en la pareja. El cambio de ritmos e intensidades aumentar la energía de la excitación sexual, y puede incluso ayudarnos a tener orgasmos más intensos.

El presente sagrado

El sexo tántrico se basa en el presente, en el momento actual por encima de todo. Se trata de una manera de conectar con lo que está ocurriendo y con todas las sensaciones que vamos experimentando. Con este ejercicio, se pretende focalizar nuestra mente y nuestro cuerpo en el encuentro íntimo.

Implica dejar de centrarnos en los pensamientos y en las rumiaciones (dejar que los pensamientos simplemente estén, que fluyan). Por otro lado, el presente sagrado del tantrismo implica también abrirse a las nuevas experiencias y tomar conciencia de todo lo que envuelve a esa persona, sentir el deseo de conectar con el otro…

Aunque pueda parecer un tanto abstracto, cuando se empieza a aplicar este ejercicio muy relacionado con la meditación, con el tiempo y la práctica acaba surgiendo solo. ¿Cómo aplicar el ejercicio? Podemos optar por colocarnos justo enfrente del otro, desnudos. Emplear la respiración consciente y cerrar los ojos también nos puede ayudar. El objetivo es, poco a poco, acompasar nuestra respiración con la del otro, para sentir que, a medida que respiramos, vamos formando una sola entidad.

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