Posturas en el sexo que favorecen o dificultan el embarazo: ¿hay evidencias?


Alrededor del sexo y el embarazo existen muchas falsas creencias y dudas. Entre estas, 

destacan la supuesta existencia de posturas que favorecerían (reducirían) las posibilidades 

de fecundación. ¿Qué hay de cierto en esto? ¿qué dicen los expertos? Algunos 

especialistas enfatizan que las posturas no tienen ninguna influencia en esta cuestión. 

Otros, sin embargo, recomiendan que las mujeres se queden unos minutos acostadas 

boca arriba después del coito, si se desea concebir. Tampoco hay estudio alguno que 

certifique que mantener relaciones sexuales de pie reduzca el riesgo de quedarse 

embarazada. 

Desde Eroski Consumer se aborda la relación entre las posiciones sexuales y las 

probabilidades de gestación, el proceso por el cual los espermatozoides alcanzan el óvulo 

otros factores que influyen en la posibilidad de la fecundación. Los especialistas son 

cautos al respecto. En principio la respuesta es que no: no hay, al menos datos, 

fehacientes acerca de que la postura en la que se practique el coito influya sobre las 

probabilidades de concebir. "No hay ninguna base científica, no hay nada demostrado", 

explica José Antonio Vidart, director del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la 

Universidad Complutense de Madrid.

Lo mismo opina Isidoro Bruna, jefe de la Unidad de Medicina de la Reproducción del 

Hospital Universitario Montepríncipe, de Madrid, quien enfatiza que la adopción de 

posiciones específicas "no solo no sirven para nada, sino que neurotizan las relaciones 

sexuales". Esto quiere decir que, según este experto, tener sexo solo en posturas que, en 

teoría, favorecen el embarazo sería incluso contraproducente. Sin embargo, el propio 

Vidart confiesa que, a las mujeres que desean quedarse en estado, les aconseja que 

"después del acto sexual permanezcan acostadas boca arriba durante unos 10 ó 15 

minutos". El objetivo del reposo es que la ley de la gravedad ayude a los espermatozoides 

en su caminohacia las trompas de Falopio, donde deben encontrarse con el óvulo para que 

se produzca la concepción. Según esa misma lógica, hacerlo de pie y mantenerse después 

en esa posición reduciría las posibilidades de que los espermatozoides lleguen hasta allí, 

por lo que el riesgo de embarazo sería menor. Pero Vidart reconoce que la eficacia de 

estas prácticas "no están demostradas". La calidad y cantidad de espermatozoides, en 

entredicho.

La llegada del semen hasta el óvulo no depende de la gravedad sino, sobre todo, de la 

propia movilidad de los espermatozoides, es decir, de su habilidad para avanzar por sí 

mismos. De hecho, ese es uno de los factores que determinan la capacidad reproductiva 

de un hombre. Según un estudio, la movilidad de los espermatozoides desciende un 0,7% 

cada año, porque el reloj biológico también corre para los varones. Los espermatozoides 

deben hacer un camino muy difícil de unos 20 centímetros para llegar hasta el final de su 

recorrido en la trompa de Falopio. De entre los 39 y 300 millones que integran una 

eyaculación normal, según datos de la Organización Mundial de la Salud, menos de 

10.000 llegan a las cercanías del óvulo, para que por fin uno de ellos lo pueda fecundar. 

Según el Estudio Nacional de Semen en Jóvenes (ver en pdf), publicado en 2008, casi la 

mitad (el 49,4%) de los españoles de entre 18 y 30 años presentaban un semen con una 

movilidad demasiado baja y el 17,5% no alcanzaba la concentración mínima de 

espermatozoides (20 millones por mililitro), en comparación con los criterios considerados 

normales por la OMS. 

¿Reduce las posibilidades el sexo de pie? En cualquier caso, la recomendación de los 

especialistas de que la mujer permanezca acostada boca arriba después del coito se 

puede respetar como una manera más de procurar la gestación, ya que, en general, no 

representa mayor esfuerzo para ella. De hecho, hay quienes ven en el orgasmo una 

cuestión evolutiva: el cansancio que produce y la consecuente necesidad de reponer 

energías serían una forma de incitar a la mujer a quedarse acostada y, de esa forma, 

favorecer la fecundación. Lo que no se debe hacer, por supuesto, es considerar la postura 

durante el acto sexual como un método anticonceptivo. Además de no estar demostrado 

de manera científica, hacerlo de pie solo reduciría en muy poca medida las probabilidades 

de un embarazo. Otros factores que influyen en el embarazo Existen otros hábitos y 

factores mucho más influyentes en la capacidad reproductiva de una pareja, como la edad, 

el peso, la alimentación, el consumo de tabaco o los niveles de estrés.


Fuente: 20minutos

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